La estrategia fue aplicar a la Salud las leyes del mercado

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Publicada el 14 de octubre de 2007

Diario Río Negro

Al ver a un anestesiólogo salir por todos los medios ofreciendo cirugías gratis para los niños de Neuquén, he corroborado cómo se diluyen las fronteras entre la ética médica y el mercado.

Los señores anestesiólogos afirman que «quieren ser parte de la solución», cuando lo real es que son una parte más que importante del problema. En su discurso ofreciendo sus servicios gratis omiten decir que parte de la crisis de nuestro sistema de salud se origina cuando ellos olvidan la función social de la salud y la transforman en moneda de cambio en lo que hoy se denomina el «mercado de la salud».

El Dr. Fernández V., presidente de la Asociación de Anestesiología (1999 a 2001), dejó muy claro el pensamiento y la estrategia de esa entidad en una entrevista publicada en julio del 2001 en la revista MO. Dice Fernández V.: «Y el estudio nos sirvió inclusive para determinar con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que no queremos un número indiscriminado e innecesario de residentes. Hace seis años, desde esta institución formábamos a 180 residentes por año. Actualmente, ese cupo es de 12». «El número de egresados por año es enorme y la realidad es que no son necesarios. Tal vez llegó el momento, como en otros países más serios, de cerrar la Facultad de Medicina».

La estrategia fue aplicar a la salud las leyes del mercado: reducir al máximo la oferta para que el precio suba, sólo que en el mercado ambas buscan un equilibrio natural, en tanto ellos forzaron hacia abajo la oferta al punto de tener poder absoluto sobre el precio.

Desde entonces, una a una las provincias se fueron poniendo de rodillas y aceptando pagarles contratos leoninos para mantener funcionando sus quirófanos públicos a un profesional que ni siquiera es el más importante dentro de la sala de operaciones y cuya tarea es efectuada casi en su totalidad por una máquina, relegando al cirujano y a la instrumentadora, que son quienes realizan la parte compleja de una intervención, por lo que están obligados a permanecer desde el principio a fin del acto quirúrgico.

Más adelante Fernández V. decía: «… y sí, lo que hacemos es cobrar de acuerdo con la categoría del cliente. Es decir, no es lo mismo Medicus que el PAMI. Una vez pactado, todos los anestesiólogos cobramos lo mismo, lo que pasa es que un mejor profesional podrá acceder a los mejores prepagos porque son los que exigirán mayor experiencia y currículum y el resto de los médicos, por ahí, compiten por ofrecer más barato». En buen castellano «… los buenos atenderán a los que puedan pagarlos, en tanto para el resto, PAMI, Salud Pública, etc., quedarán los peor capacitados».

En la salud privada de Neuquén, estos profesionales cobran entre 25 y 30.000 pesos por mes y es lo que pretenden que Salud Pública les pague para trabajar en los hospitales.

Quien ilustra aún mejor el pensamiento de ADA es el Dr. Larroque en las segundas jornadas de FOCIBA, octubre del 2004, cuando decía: «… cuando empecé a trabajar gremialmente llegamos a leer hasta a Maquiavelo. Uno tiene que tener una actitud especulativa y tiene que llegar hasta a plantearse esto como si fuera una guerra. Si el enemigo es ése, yo tengo que saber cuál es la situación de cada una de las instituciones y saber cuál es la más débil para atacar a ésa». «Ellos (el gobierno) tienen información, encuestas, saben lo que piensa y necesita la población, qué aspectos son más o menos importantes, y nosotros también tenemos que saber de eso. Tenemos que saber cómo se manejan, cuál es la situación de cada una de las instituciones, hay que elegir el momento, elegir a quién le tenemos que pegar, porque eso es parte de la guerra y de la lucha que tenemos que entablar». Después de esto, las palabras sobran: ahora le toca a Neuquén.

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