COMAHUE 2000
Breve Historia de su Nacimiento
Muchas veces he escuchado hacer referencia a una etapa importante del Partido como fue la primera, y quizás única hasta ahora, incursión del MPN en la Universidad Nacional del Comahue. Entre los viejos militantes del Distrito Centro se menciona esta etapa con cierto orgullo; ese orgullo de haber protagonizado un hecho inédito como fue el habernos identificado sin ningún tipo de problemas como afiliados y militantes del Partido que dio vida a esta Universidad y que, sin embargo, siempre nos miró con cierto prejuicio.
Teniendo en cuenta la importancia que cobra esta incursión en la UNC a la luz de los 27 o 28 años que han transcurrido desde entonces, entiendo que es un buen momento para dejar escrita la historia de Comahue 2000, al menos en su génesis o nacimiento.
Luego de recobrada la democracia en 1983, y durante un período mas o menos de siete u ocho años, la efervescencia política en la Sociedad era palpable en todos los foros. Había circulaciones como la revista del diario de sesiones del Congreso Nacional que se vendían muy bien en los quioscos ya que el pueblo estaba ávido de saber y conocer sobre Política. La Política y la Democracia, como propuesta de vida, estaban en un nivel muy alto.
Nuestro Partido no escapaba a este ritmo y se vio aggiornado con la llegada de muchos nuevos afiliados, especialmente jóvenes con muchas ganas de participar de la Política. Entre estos jóvenes me encontraba yo; tenia 24 o 25 años y cargaba sobre mis espaldas el haber vivido gran parte de mi vida entre golpes militares y períodos democráticos. Simpatizante del MPN pero sin mas conocimiento sobre el Partido que el que me habían aportado un padre que no participaba activamente en Política, aunque era un apasionado por ella, y un hermano mayor radical.
En principio solo participé como simpatizante hasta que un amigo de la familia desde hacía muchos años, Miguel Sobarzo, me animó a afiliarme. A partir de 1985 comencé a participar mas activamente, ya como afiliado, de la Seccional Primera.
En 1986, después de cinco años de arribado a la ciudad de Neuquén proveniente de mi querida Cutral-Có, decido iniciar la carrera de Ingeniería en la Universidad Nacional del Comahue. En pocos meses hice amistad con un cabo del ejército, de mi edad, cuyo nombre recuerdo que era Benito pero, desafortunadamente, no recuerdo su apellido. Este Cabo era simpatizante del MPN pero, por su calidad de militar, no podía participar en Política, lo que no era, de ninguna manera, una excusa para que no nos enfrascáramos en grandes discusiones políticas.
Una tarde cualquiera de 1986 estábamos en casa estudiando y charlando sobre el inicio de las campañas de las agrupaciones universitarias en vista a las próximas elecciones para Centros de Estudiantes y Concejeros Universitarios; vimos que había agrupaciones estudiantiles que se identificaban con movimientos de izquierda, como Alternativa por ejemplo (que luego se convertiría en Venceremos y finalmente en Patria Libre), otras con el radicalismo, Franja Morada, y otras que se encolumnaban detrás del pensamiento liberal o de derecha; pero inexplicablemente, al menos para nosotros, no había ninguna agrupación identificada con el Movimiento Popular Neuquino; de hecho nombrar al MPN dentro de la Universidad parecía ser una mala palabra. Aun así coincidíamos con Benito que, así como nosotros, debería haber otros simpatizantes y/o afiliados al MPN, solo que no se identificaban. Esa tarde decidimos iniciar nuestra propia Agrupación Universitaria del MPN.
Al día siguiente, martes, colocamos casi cincuenta carteles, hechos a mano, en toda la Universidad llamando a todos los simpatizantes y afiliados al MPN a una reunión el día sábado en el aula de dibujo de la Facultad de Ingeniería. La idea era que si había más emepenistas, pero no querían identificarse plenamente, lo mejor era elegir un día sábado para no exponer a nadie, y además aquellos que asistieran dejando de lado el descanso del sábado estarían demostrando ganas de participar. Obviamente, mientras pegábamos los carteles, muchos nos miraban como bichos raros; algunos con simpatía y otros hasta con cierta lástima por los dos pobres locos que creían que podía haber simpatizantes del MPN nada menos que en la Universidad. Acá la gente piensa y nunca simpatizarían con ese Partido Provincial, parecían decirnos. Los compañeros de Alternativa, incluso, se ofrecieron a ayudarnos y, de hecho, fueron quienes nos ayudaron a conseguir el aula de dibujo para la reunión. Tal vez con la idea de que rápidamente nos desilusionáramos y dejásemos de lado esa loca idea de insertar al MPN en “la Universidad del Pueblo” como les gustaba definirla, sintiéndose ellos mismos como los únicos detentores de la representación del Pueblo.
Al día siguiente, miércoles, llega a mi casa Miguel Sobarzo a preguntarme si sabía algo de los que habían pegado esos carteles en la Universidad; como nos conocíamos desde hacía muchos años no se sorprendió mucho al saber que yo era uno de esos dos locos. Me comentó que en el Distrito Centro había un grupo de jóvenes muy activos, que algunos de ellos eran alumnos de la Universidad Nacional del Comahue, que habían visto los carteles y querían conocernos. Le dije que me encantaría también a mi conocerlos y mas tarde volvió para invitarme a la reunión que hacían los días Jueves en la Sede del Distrito Centro, en la Diagonal España al 130. Inmediatamente fui a verlo a Benito para comentarle las novedades y acordamos que al día siguiente iríamos juntos a esa reunión.
Es así que el jueves a las 20:30 hs traspusimos la puerta del Distrito Centro por primera vez. Lo primero que percibimos fue la existencia de un grupo de jóvenes, a decir verdad mucho mas “jóvenes” que nosotros que ya pisábamos los 27 añitos, con muchísima energía, con gran efervescencia, con ganas de hacer cosas, políticamente muy activos y con la humildad suficiente como para recibir a dos nuevos miembros como si nos hubiéramos conocido de toda la vida.
De ese primer grupo recuerdo, creo, a la mayoría ya que si bien algunos, con los años, siguieron otros caminos, la mayoría sigue trabajando activamente, desde distintos lugares, por el MPN.
Ellos son Claudio Andreani (que en 1991 se convertiría en el Diputado Provincial más joven que ha tenido la Provincia), Franco, Alberto y Rosana Andreani, Raúl Barahona, Jorge Pistagnesi, Marcelo Villalba, Andrea Diby, Ignacio Urtazún, Andrés Méndez (hoy Intendente de la localidad de Aluminé), Emilce Troncoso (Concejal por la Ciudad de Neuquén en el Período 2003-2007), Horacio “Pachu” de la Colina, Gustavo Fiamengo, Miguel Guzmán, Adrián López, Patricia Fernández, Daniel Fernández, Walter Suarez, Delia (cuyo apellido nunca puedo recordar por lo complicado pero que aún hoy es activa militante del Distrito Centro), Lian “el turco” Manzur y seguramente hay otros que hoy no recuerdo pero no porque no hayan tenido protagonismo en Comahue 2000 sino porque mi memoria ya no es tan buena como antes, por lo que se aceptan sugerencias para ampliar la lista.
De esa primera charla surgió que, efectivamente, había afiliados y simpatizantes del MPN en la UNC pero participando de otras listas ya que esperaban el momento propicio para lanzar una Agrupación identificada con el Partido. Todos coincidimos en que el momento propicio era este; un par de locos habían tirado la primera piedra y el sábado veríamos qué tan amplia era la onda que generaba.
El sábado a la mañana nos juntamos un grupo de entre 20 y 25 chicos en el Aula de Dibujo de la Facultad de Ingeniería y dimos inicio formal a una Agrupación Universitaria identificada plena y orgullosamente con el Movimiento Popular Neuquino. Entendimos que no había motivos para no sentirnos orgullosos de ser del MPN, Partido que soñó, diseñó y fundó la Universidad Provincial del Neuquén que luego sería la base de la Universidad Nacional del Comahue; entendimos que no había motivo para sentir vergüenza en nuestra propia casa.
Por ser el mas “viejito” del grupo tuve el honor de elegir el nombre y mi imaginación me dio para ponerle Comahue 2000 por aquella frase del General Perón que decía “el año 2000 nos encontrará unidos o dominados”; y en nuestro mas íntimo pensamiento no existía la palabra dominación… el 2000 nos encontraría con una región Comahue convertida en un polo de desarrollo con Neuquén a la cabeza. El logo que, con mucha genialidad, transmitía este pensamiento lo diseñaron entre Jorge Pistagnesi y Horacio de la Colina y eran la palabra Comahue y el número 2000 en celeste y blanco y dibujados de tal forma que transmitían una sensación de avanzar a gran velocidad; el avance veloz que vislumbrábamos para nuestra región y, muy especialmente, para nuestra Provincia.
Luego vendría nuestra participación en las elecciones de ese año en las que terminamos segundos, con sólo dos semanas de campaña, muy pocos votos detrás de Alternativa, que tenía ya muchas campañas en sus espaldas; y en las elecciones del año 1987 donde les ganamos a Alternativa y Franja Morada.
En el medio quedó la gestión y construcción del primer y único barrio Universitario destinado a darle oportunidades a los chicos del interior de la Provincia que no tenían forma de acceder a la UNC y que se encuentra ubicado detrás de la Legislatura actual; y el primer Congreso Provincial de Juventud que juntó en esta capital a casi 300 chicos de toda la Provincia.
En el medio quedó la conformación de la Agrupación en la Facultad de Turismo, de la mano de Andrés Méndez.
En el medio quedaron experiencias buenas y malas; errores y aciertos políticos cometidos y de los que cada uno obtuvo un aprendizaje positivo, aunque con experiencias muy duras.
En el medio quedó aquella frase de Don Felipe que, después de haberle pedido permiso en innumerables oportunidades para hacer las elecciones internas de Juventud, nos dijo: “la Juventud tendrá sus elecciones internas el día que no necesiten pedirme permiso a mi para hacerlas”. Esa forma muy especial de decirnos las cosas de Don Felipe nos hizo ver que el nuestro ya no era el grupo de chicos del Distrito Centro, sino un grupo de jóvenes adultos con la fuerza suficiente para discutir los espacios con nuestros mayores y convencidos que la participación en la Política era el mejor camino para enfrentar el futuro.
Mas que nunca entendimos y comprendimos aquella frase de Bertolt Brecht que dijo, a principios del Siglo 20,: “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, depende de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.”
En el medio quedaron muchas historias, pero todo eso … es otra historia.