83 – Mensaje del Gobernador Felipe Sapag

image_pdfimage_print

Mensaje del Gobernador Felipe Sapag

a la Honorable Legislatura

 11 de diciembre de 1983

 Señores Legisladores: he prestado juramento ante Vuestra Honorabilidad para asumir el cargo de Gobernador de la provincia del Neuquén.

 Asumo plenamente esta responsabilidad, que la voluntad del pueblo consagró, con todos los derechos y obligaciones que la Constitución y las leyes me asignan y que me permiten, en coincidencia con la restauración democrática y republicana, el gran honor de dejar iniciado el cuarto período del gobierno constitucional de la provincia del Neuquén.

 Desde que se estableció la autonomía provincial, en el año 1958, ningún gobierno elegido por el pueblo logró finalizar el período legal de cuatro años. Tan tremendo testimo­nio de inestabilidad nos obliga a todos, más allá de las identificaciones políticas, a trabajar incansablemente y luchar con denuedo, para que nunca más se interrumpa el mandato de un gobierno constitucional.

 Este, que ahora empieza, libremente elegido, no es un mandato más. Significa la reimplantación de las formas civilizadas de convivencia, luego del período más dramático de la historia nacional. Nosotros venimos acá a construir, a intentar brindar a los neuquinos y argentinos la dignidad de seres humanos. Pero al poner toda nuestra capacidad y voluntad en esta sencilla y a la vez tremenda tarea, debemos todos tener presente lo vivido, bajo éste y otros regímenes anticonstitucionales y dictatoriales, no buscando la estéril revancha, porque la democracia prevé los mecanismos adecuados para lograr justicia, sino tratando de encontrar las actitudes, para que jamás los príncipes del terror, los poderosos de facto, los violadores de los derechos humanos, los corruptos de la riqueza malganada, los entregadores a intereses foráneos, los enamorados de la guerra, puedan volver a imponer sus procederes. Ellos casi nos llevan a la disgregación nacional.

 Este es el fin más importante del gobierno democrático: asegurar su natural continuidad y renovación. Los que comprenden esto, la mayoría absoluta de nuestros compatriotas, estamos dispuestos a no ver tal vez satisfechas, con la rapidez deseable, nuestras penurias materiales. El desastre económico y social es de tal envergadura, que en el país no se podrá reconstruir el salario, ofrendar la plena ocupación, reivindicar la salud, la educación, la cultura, lograr el techo para todos, en un día, un mes o un año. Quizás, ni siquiera en este período constitucional. Pero en la convicción de que sólo la democracia y la libertad dan las condiciones para conseguir esos objetivos elementales es que debemos condicionar nuestro proceder al sostenimiento del estado de derecho.

 No se trata de imponer nuestras ideologías, de cercenar nuestra acción, de no practicar el apasionante juego de la política, de no señalar los errores. Se trata sólo de comprender cuáles son los límites del gobierno democrático y cuáles son los límites del disenso constructivo.

La Argentina está empobrecida, pero ha recuperado su dignidad. Los argentinos, por un tiempo, deberemos aceptar la pobreza con la dignidad de los hombres libres. A poco de andar, con sobriedad y austeridad, recuperaremos el esplendor perdido, superando la precariedad de medios materiales y las enormes dificultades que generan.

 El pasado 30 de octubre, han puesto sus esperanzas en nuestro gobierno los humildes, los hombres y mujeres que sufren y esperan trabajo. Representamos a quienes, apoyando nuestro programa popular, los mueve un profundo cariño lugareño y, desbordando los estrechos límites partidarios, buscan un gobierno que posibilite una etapa de progreso y de honestidad en el manejo de la administración pública.

 No obstante las dificultades prácticas antes mencionadas, hay algunas acciones que abordaremos con energía, a fin de agotarlas. Aspiramos a dejar este gobierno que hoy iniciamos, dando vivienda a los que hoy no la tienen; trabajo a los que no lo encuentran y salud a los que la requieran, además de paz y libertad para todos.

 Buscaremos los recursos para ello, en la valorización y recuperación de los que se apropia la nación. Contamos también con un recurso decisivo que es la participación del pueblo en esta gesta. Si el gobierno, además de su capacidad de acción y planificación, encuentra el apoyo de los neuquinos movilizados, en paz pero con decisión, entonces los logros estarán garantizados: conservaremos la democracia y conseguiremos la felicidad del pueblo.

 No es lo mismo reclamar ante los poderes nacionales por el federalismo mediante la sola gestión administrativa, que hacerlo con una provincia movilizada. No es lo mismo encarar un programa de erradicación de villas miserias, o la construcción de una red de agua para un barrio, mediante los métodos usuales, que mediante el esfuerzo solidario de todos.

 La población del Neuquén está suficientemente concientizada para participar directamente en la solución de sus problemas y, en su representación, hemos tomado el compromiso de rescatar a Neuquén para que deje de ser un juguete de la burocracia central, de los monopolios y de la «patria financiera».

 Por ello, realizamos nuestra encendida prédica por la vigencia del federalismo, al que consideramos la única respuesta política válida a ese complejo mecanismo de desigualdades económicas, jurídicas, sociales y culturales, que es el centralismo, originado en un siglo de dominación, de expoliación y saqueo de nuestros recursos. Con la excusa de la instalación de grandes obras de infraestructura se acrecentó la injusticia y se aumentó el drenaje de riquezas a través de gasoductos, electroductos y oleoductos, que ayudan a aumentar la acumulación en la Pampa Húmeda, a costa del subdesarrollo del Neuquén y de la Patagonia.

 No queremos seguir siendo ciudadanos de «segunda» o «tercera». No queremos seguir con el espectáculo de la permanente negación de nuestros derechos regionales. No queremos ver cómo el enorme potencial de la zona no se valora porque integramos el sistema de la dependencia interna y externa, como simples proveedores de materia prima barata. En un federalismo bien entendido, con generosidad para la nación pero con conciencia de nuestras atribuciones, está nuestro futuro. En la Argentina no puede haber «hijos y entenados».

 Afianzaremos el fortalecimiento del Poder Judicial, como meta esencial del hombre frente al estado de derecho, garantizando su independencia de los otros Poderes del Estado provincial, dentro del marco constitucional. Esta será una de las premisas fundamentales de nuestro gobierno.

 La educación tendrá un rol protagónico, ejecutor y transformador de la sociedad. Ello se logrará transmitiendo con valores éticos la problemática neuquina y la dignidad y tradición de ser argentino, regionalizando sus planes y adecuándolos a características propias, con igualdad de oportunidades para todos.

 Se jerarquizará la función policial. Su acción será de respeto a los inalienables derechos de la ciudadanía, en la observancia de las leyes y la Constitución. Colaborará con la justicia en defensa de la población, en su seguridad personal y en la de sus bienes.

 En materia de bienestar social, promoveremos la racional y eficiente utilización de los recursos para proteger a los ancianos, a la minoridad desvalida y pobladores carenciados o incapacitados, entregando a todos aquellos que lo necesiten, el apoyo y la mano tendida para brindarles una verdadera justicia social.

 Continuaremos intensificando el plan de salud que habíamos implementado en nuestro anterior gobierno, para dar atención médica, con criterio integral, eficiente e igualitario, ampliando los alcances de atención primaria y del programa materno-infantil, acciones que, en su momento, nos colocaron a la vanguardia del país en materia sanitaria y sirvieron de ejemplo, incluso en otras naciones del mundo.

 En vivienda y desarrollo urbano, debemos ejecutar planes de emergencia que atiendan las necesidades urgentes de la población urbana y rural más necesitada, utilizando recursos provinciales y contemplando la posibilidad de esfuerzos ínter-municipales.

 Incrementaremos la realización de viviendas a través de los recursos que se obtengan del Fondo Nacional de la Vivienda, propiciando líneas de crédito destinadas a la construcción, mejoramiento y ampliación de viviendas particulares.

 Promoveremos el desarrollo de la población indígena, fortaleciendo la cultura mapuche, estimulando su integración al contexto socio-cultural de la provincia y posibilitando un adecuado nivel participativo en el mismo, que destaque sus cualidades y valimientos.

 La mujer y la juventud serán dos de los principales segmentos sociales que merecerán una acción primordial, fortaleciendo el rol femenino y promoviendo una participación activa de la mujer en los sectores económicos, político, cultural y social. Fortaleceremos la participación de los jóvenes en las instituciones intermedias, asegurando su formación socio-política, en el marco de los valores de la democracia, el pluralismo y el bien común, como medio idóneo para su promoción en el propio escenario lugareño. Ellos, las mujeres y los jóvenes, son los protagonistas del destino de grandeza que sin duda tendrá Neuquén, y para ellos va mi reconocimiento y cordial saludo.

 Pido a Dios que nos ilumine a todos, a ustedes y a nosotros, para poder, con humildad, hacer realidad los anhelos y aspiraciones de una comunidad joven y pujante, que se siente orgullosa de habitar suelo neuquino.

Deja un comentario