19 – Universidad del Neuquén

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Universidad del Neuquén

 Discurso pronunciado por el señor Gobernador, don Felipe Sapag, en el Aula Magna de dicha casa de altos estudios

 1° de abril de 1965

 Señoras, señores, autoridades, estudiantes, profesores, señor Rector de la Universidad del Neuquén, doctor Enrique Oliva:

 Al iniciar el primer año lectivo de la flamante Universidad del Neuquén, poseídos de un auténtico amor al terruño y conscientes de que el desarrollo del Neuquén debía salir del simple terreno de las posibilidades teóricas para encaminarse decididamente por la senda de las realizaciones, es que decidimos crear nuestra casa de altos estudios.

 No éramos visionarios quienes nos pusimos en esa tarea. Nos empujaba un realismo decidido y nos apoyaron hombres con experiencia y trayectoria.

 Pudimos salir así del encasillamiento de un instituto fracasado y pusimos las miras en las cumbres de una universidad que fuera universal en sus concepciones, pero regional en sus propósitos de bien común.

 Por eso, cuando el 3 de noviembre de 1964, tuve el honor de promulgar oficialmente, con mi firma, la ley 414 que creaba la Universidad del Neuquén, la satisfacción de gober­nante sólo era sobrepasada por la emoción de neuquino.

 En ese momento, tuve plena conciencia de que nuestro gobierno había elaborado el instrumento que, por estar al margen de cualquier bandería política; por elevarse majestuosamente sobre las pequeñeces del quehacer cotidiano; por entroncar a la provincia en forma vital con el destino de la inmensidad patagónica; por buscar el perfeccionamiento moral, espiritual y científico de la comunidad; por ser un sembrar generoso en tierras vírgenes que darán maravillosos frutos; por ser un dar hoy para que cosechen los hombres de mañana; por ser la universidad todo esto y mucho más, el 3 de noviembre de 1964, señoras y señores, tuve plena conciencia de que la provincia inscribía, entre sus fastos históricos, el de la creación oficial de la universidad, que hoy abre sus puertas al pueblo.

 La universidad fue creada y hoy comienza su primer año lectivo. Como iniciación y para que quede clara memoria de nuestras intenciones, manifiesto, en forma rotunda, que si algo define a esta universidad, es que será una casa de altos estudios del pueblo y para el pueblo.

 Quede, por lo tanto, en el seno del pueblo este esfuerzo y este anhelo de la universidad. Las obras que son del pueblo y lo que éste cuida, ha dicho un brillante estadista, tienen el sello de la eternidad. Sepa el pueblo del Neuquén cuidar celosamente su universidad. Defenderla si fuera necesario. Perfeccionarla todo cuanto pueda. Pero, por sobre todo, debe quererla entrañablemente, pensando que aquí sus hijos, y las generaciones futuras, saciarán sus ansias de verdad, calmarán su sed de belleza y fortificarán sus anhelos de virtud.

 Y dentro del pueblo, permítaseme una mención especialísima y cordial dirigida al magisterio: el maestro ha dejado una estela de bondad, de sacrificio, de abnegación y de humanidad, que nos obliga a este recuerdo sincero, hoy, precisamente, cuando se convierte en feliz realidad lo que en aquel maestro fue un sueño inalcanzable. Sean, también los maestros, padrinos espirituales de esta universidad, en la que sus alumnos o los hijos de sus alumnos perfeccionarán lo que, en su tiempo y en su hora, sembraran con generosa prodigalidad.

 El pueblo brindará sus hijos para que, en las aulas de esta universidad, se conjuguen armoniosamente los esfuerzos de toda la comunidad, en el afán de brindar a las genera­ciones futuras todo cuanto les ha faltado a las nuestras.

 Hoy, Cutral Có y Plaza Huincul van a recibir una merecida compensación a su tesón y sacrificio: a pocos kilómetros en el campamento petrolífero de Challacó comenzará a funcionar la primera Facultad de Ingeniería del sud-oeste patagónico. Será para los neuquinos, para los hijos de la Patagonia y para todos aquellos que deseen especializarse en las técnicas de la explotación y exploración petrolera. Será gratuito el albergue, incluida la alimentación y el estudio.

 A esta Facultad de Ingeniería, superadas las diferencias sociales, con sentido cristiano y progresista, concurrirán los hijos de los obreros para ser ingenieros. Y justamente serán ingenieros de YPF los que ejercerán como profesores de nuestra juventud. Vaya pues, mi público agradecimiento a las autoridades de Yacimientos Petrolíferos Fiscales que han hecho posible concretar nuestro anhelo, por la invalorable y eficiente cooperación que nos han prestado. La cesión de las instalaciones del Yacimiento Challacó, su equipamiento, su favorable disposición para superar los inconvenientes que presupone la creación de un centro universitario de la jerarquía del que hoy se inaugura, comprometen nuestro más sincero reconocimiento.

 Neuquén Capital será desde hoy una ciudad universitaria que, como centro de cultura, irradiará su fecunda labor allende el río Neuquén, incluyendo el complejo humano que habitan las ciudades de Cipolletti, Cinco Saltos, Allen, Roca, Villa Regina, Zapala y San Martín de los Andes, etc., además de localidades menores, que sin duda se integrarán a nuestra casa de altos estudios. Por ello, al mencionar la universidad como del Neuquén, lo hago por la simple imposición que obedece a la ficción de los límites geográficos. Todos sabemos, todos ansiamos, y todos estamos seguros de que nuestra universidad, desde el instante de su creación, ha rebasado los convencionales límites provinciales para transformarse en la Universidad del Alto Valle.

 Y esta Universidad ya puede llamarse la auténtica Universidad del Comahue, a poco de que podamos vencer las naturales restricciones económicas. Digo esto porque está en nuestros planes el poder brindar a todos los habitantes de la Patagonia las comodidades de un internado digno, de una atención fraterna, a fin de que, desde las lejanías inhóspitas, lleguen alumnos becarios a confraternizar con los hermanos del Alto Valle.

 Estas, nuestras aspiraciones, el Todopoderoso habrá de convertirlas en realidad, porque hemos puesto en la empresa lo más noble de nuestras intenciones y lo más puro de nuestros esfuerzos.

 De esta universidad depende que los hijos de padres pobres tengan la oportunidad ambicionada; de esta universidad depende que los hijos de padres pudientes ya no emigren a otros lugares para proseguir sus estudios; de esta universidad depende que se multiplique nuestra riqueza.

 Nosotros, los de la generación limitada al solo esfuerzo de ganarnos la vida, aprenderemos ahora de nuestros hijos. Ellos expondrán nuevas ideas, defenderán teorías, proclamarán ideales, y conversarán de música y poesía. La gran responsabilidad de nuestra universidad es dotarlos intelectual y moralmente, para que sean más aptos y perfectos que nosotros.

 Señor Rector, señores Decanos, señores profesores: Pido de vuestras inteligencias, conocimientos y elevadas aptitudes, el máximo esfuerzo. En vuestras manos depositamos el tesoro inapreciable de nuestros hijos. De vuestra dedicación, de vuestro arte para orientar vocaciones, despertar inquietudes, corregir defectos y mostrar sendas de perfeccionamiento, depende el futuro inmediato de la juventud neuquina. Pido a ustedes, en nombre de la provincia y la patria, que os brindéis, con sinceridad, con entusiasmo y con dignidad profesional, a la sublime misión de preparar a quienes Dios, así lo permita, serán los futuros conductores de esta maravillosa tierra de promisión.

 Señores alumnos: Pido a ustedes voluntad para el estudio, respeto para sus profesores y amor para la comunidad, que les ha hecho posible saciar el imperativo de saber. En vuestras manos está coronar nuestros esfuerzos y corregir nuestras deficiencias.

 Grande es vuestra responsabilidad porque debéis pagar, con nuevo tesón, con fortalecida voluntad de adelanto, con firme decisión de triunfo, aquel esfuerzo titánico de los conquistadores, de los misioneros y de los humildes inmigrantes, que tuvieron fe en el porvenir de esta tierra. Ellos brindaron su sangre generosa, el Evangelio redentor y el sudor de sus cuerpos incansables y endurecidos, en el altar del trabajo.

 Señoras y señores: Con la única solemnidad de una emoción que hace vibrar las hondas fibras de la argentinidad, declaro inaugurado el primer año lectivo de la Universidad del Neuquén y pido al Todopoderoso que sea pródigo en bienes espirituales para que, dentro de poco, nuestra universidad irradie desde los Andes hasta el Atlántico, su lema inmortal: Saber es deber.

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